sábado, 24 de marzo de 2018

VIAJE POR NUESTROS CAMINOS - LAS DILIGENCIAS

Puede consultar disponibilidad en el correo:  

José María Blázquez et al. Fomento de Construcciones y Contratas, 1997
 344 pp. 24,5 x 30,5 cm.  

          Los celtas acogían con aprecio a los comerciantes transeúntes porque proveían de mercancías al poblado. Se han encontrado representaciones en Cancho Roano (Badajoz) y del transporte de pasajeros en Despeñaperros.


En ánforas transportaban aceite, vino y cereal, Elche de la Sierra


          
          Los romanos adaptaron las vías para la marcha de sus legiones. Dispusieron los miliarios, precursor de los mojones, dejándonos constancia de enclaves importantes e información de las distancias que faltan por recorrer. 

Pico del Águila en Gredos, que no ha variado
 ni en que parezca un "camino de cabras"

          Durante la Tardoantigüedad se cobraba en los mercados el teloneum, impuesto sobre las compraventas como si se tratara de una aduana por la circulación de mercancías. En la segunda mitad del S. X fue reemplazado por el portazgo, hasta 1281, cuando Alfonso XI libera a los mercaderes en el paso por su reino.


Arco de Caparra (Cáceres). Tetrapilo de cuatro puentes. Siglo I


           En tiempos visigodos san Isidoro de Sevilla menciona  las reuniones de concejo en las encrucijadas de los caminos. En la Baja Edad Media los trayectos se trazaban partiendo de las antiguas vías romanas y Alfonso X obliga a que se conservasen en buen uso pues los considera como un bien preciado para el derecho común establecido:
Los ríos et los puertos et los caminos públicos pertenescen a todos los homes comunalmente, en tal manera que también puedan usar dellos los que son de otra tierra extraña como los que moran et viven en aquella tierra do son”. 

           Para el establecimiento de pasos de ganado era necesario reglamentar las vías pecuarias para posibilitar el tránsito de los ganados trashumantes y el acceso a descansaderos y acuíferos. Clasificadas en cañadas Reales con una anchura de 90 varas (75 metros); los cordeles de 45 varas y las veredas a 25 varas (21 m). Las estancias se encontraban limitadas en dos días.


La trashumancia discurría por cañadas. El toro bravo se conducía de noche.

           Antiguamente las ruedas de los carros no tenían radios pues eran macizas y en lugar del aro de hierro, que las recubre por el exterior, disponían de yantas a base de recalzones de madera. Dependiendo de la anchura contribuían con mayor cuantía impositiva por el deterioro que ocasionaban en los caminos.

Llegada de carretas a Sahagún de Campos (León)

         El 2 de julio de 1315 se firma en Burgos la carta de hermandad que establecía un cuerpo de policía “rural”, extendido por todo el reino. Una medida que no era del agrado de los señores, que se valían de la inseguridad para arraigar la sumisión de las aldeas, sin embargo, el condestable de Castilla terminó por adherir su señorío a la organización. Diversos contratiempos la disolvieron en 1473 aunque los Reyes Católicos la restauraron como Santa Hermandad, tres años después, para el control de la seguridad en los caminos, ante incendios, robos de muebles o semovientes y casas en despoblados. De su actuación y uniformidad proviene la expresión que seguimos usando:
 A buenas horas mangas verdes
La organización quedó extinguida en 1835. 

                                 
Los viajeros extranjeros citan la belleza y bandolerismo de Pancorbo, al sur se despoblaba el país  


           Los accesos entre localidades eran caminos de herradura para animales principalmente, según se describe en el Diccionario de Madoz de 1850. Autores extranjeros como Hans C. Andersen, George Borrow y Próspero Merimé se jugaron la vida ante el bandolerismo y el paso por los accidentes geográficos y fluviales. Coinciden en contarnos la belleza y peligro del desfiladero de Pancorbo y cómo la meseta quedaba despoblada, convirtiéndose en un desierto humano


                    
Diligencia interurbana y una tartana catalana al fondo


          El servicio regular de diligencias se establecía en 1788 con la ruta Madrid-Bayona en un tránsito de seis días, entrando por Burgos.
Pasaban todos los días en el verano las Peninsulares y Generales en dirección a Bayona, alternando en el invierno… además las que van a Bilbao… Santander… tres expediciones a la semana, verificándolo igualmente la silla correo de Santander, y diariamente la Mala (valija de correo)”.                          




               LA EDAD DE ORO DE LAS          DILIGENCIAS
Madrid y el tráfico de viajeros en España antes del ferrocarril.
                                                   
Puede consultar disponibilidad en el correo:  

Editorial: NEREA, 1991. Santos Madrazo. 25 x 30 cm. 



             Hubo una época no muy lejana en la que los madrileños estaban pendientes del centenar de diligencias que a diario entraban y salían de su ciudad. 
          

Contenidos:
                       Tráfico de viajeros y crecimiento moderno. La demanda de transporte. La empresa de viajeros. Las diligencias y el tráfico. Las condiciones del viaje. Epílogo. Bibliografía. Relación de ilustraciones. Indice de nombres.





   Arriba a la izquierda la familia de coches pequeños con el nombre de sillas, tirados por un equino: calesin, volante, birloncho, duc, milord, tilburi... y carrick, la presentada. 

   Abajo a la izquierda el factón, vehículo de paseo con dos asientos laterales o uno frente a otro, pasante para el tronquista y asiento posterior para lacayos, y tirado por dos, cuatro o cinco mulas o caballos.

   A la derecha berlina y landó se reciben en España a finales del siglo XVIII, coches cubiertos de cuatro asientos.


   Ilustrado con medio centenar de imágenes con grabados de época.

                                  
La calle de Alcalá en 1860, salida de Madrid dirección Norte, hacia Francia



           Desde 1816 hasta mediados de los años treinta se produjo un desembolso anual abonado desde el centro perceptor de tributos para la obra de la carretera de Somosierra, recaudados de la imposición al cuarto de la cántara de vino y del impuesto al consumo. 


    El servicio regular de diligencias se implanta en Madrid en octubre de 1819 para el recorrido entre la capital a Valencia y hasta 1834 el resto de líneas. No sin contratiempos como las guerras carlistas que obligaron a suspenden el tráfico por ser saboteados los carruajes. 


                                  
La diligencia terminó encargándose de acercar las mercancías al ferrocarril


           El arriero en cada jornada recorría una media de 50 km con un carromato tirado por mulas. Solían comer en el carro y pernoctaban en posadas. Iban agrupados para evitar contratiempos, pues les amargaba la jornada los asaltos o la llamada de atención de los peones camineros que ejercían de autoridad multando con 1 peseta el carro mal aparcado y 1´50 por no llevar encendida la vela del farol cuando se hace la noche.

         Todavía podemos encontrarnos al borde de las cunetas las casetas con las indicaciones de las distancias kilométricas a las demarcaciones importantes de la vía que se transita. La adscripción de los peones camineros distaba unos seis kilómetros una de otra demarcación y eran los encargados de cuidar del mantenimiento del firme. 

               
La Cibeles parece el referente del punto de salida de carruajes de Madrid
          

          A la entrada de las poblaciones se situaba la estación sanitaria donde se controlaba la introducción de las mercancías, al apeo del transporte y del fielato, nombre popular que adquirió el arancel que se tenía que contribuir por los derechos sobre consumos. Se vigilaba que el vino no estuviese “bautizado”. Este servicio perduró hasta principios de los años sesenta del siglo pasado.


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La conferencia sobre caminos romanos de Isaac Moreno Gallo:





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