viernes, 15 de septiembre de 2017

LOS DISPARATES. GRABADOS POR GOYA


                  Con este autorretrato de Goya (1746-1828), donde parece se muestre entristecido por su país y su época, iniciamos una serie de cuatro entregas del primer pintor español que ha marcado tendencias en el arte moderno. Todos los post versarán sobre sus series de grabados, obras de las que se encargaba personalmente el creador de Fuendetodos. Que bien suena el lugar que le vio nacer como si aludiera al alumbramiento de un gran autor universal.
                                                                 

Editorial Turner, 1992. 30x39 - 54 pp.
Tapa dura con sobrecubierta.  
                                 
     El primer capítulo se lo dedicamos a los Disparates, conocidos también por Los proverbios, una serie que se considera incompleta y que se interpreta como una visión carnavalesca desarrollada en el intervalo 1815-1819. Como podemos apreciar, aparecen también los originales a modo de "negativos", lo deducimos de su firma invertida en la parte inferior izquierda, moldes que se emplearon para sacar cada una de las reproducciones.


Nº 10. Disparate pobre.

                   Visiones oníricas como en esta representación de uno de los grabados. Los rostros de los personajes son singulares, junto a su movimiento, muestran unas representación expresionista. Una visión que parece provenir del burlesque para ahondar en la crítica social como contraposición a los usos del grabado esteticista.


Nº 6. Disparate furioso.

                  El terror y la crueldad manifestado en el decapitado con la cabeza insertada en la lanza mientras el cuerpo se mantiene firme con la mano en el bolsillo.


Nº 1. Disparate femenino.

               Estampas populares como situaciones del juego de la gallina ciega, que mostró para su colección de tapices, o el manteo que mostramos. En el molde se aprecia mucho mejor al burro recostado sobre la tela.




            El burro, perfectamente detallado, se perdía en la reproducción.


Nº 10. Caballo raptor.

               El caballo se interpreta como la representación de la potencia sexual. La personificación de animales, algunos monstruosos como la rata gigante que aparece a la izquierda devorando a una mujer. Monos, burros y machos cabríos simbólizan arquetipos sociales.





Nº 16. Las exhortaciones. 

                Con esta imagen planteamos la duda de encontrarnos ante una reproducción o el molde por tratarse de una imagen muy oscura. El personaje de la izquierda tiene rasgos cubistas por contar dos rostros, las órbitas de los ojos de la mujer son exageradas y se convierten en oquedades sombrías en el reprendedor.


Nº 2. Disparate de miedo. Aguafuerte.

                  Goya grabador conduce al artista a esa visión tétrica y pesimista que oscurece su paleta en las pinturas negras con las que concluye su carrera. Los fantasmas de Don Francisco de Goya y Lucientes seguirán asombrándonos por mucho tiempo.






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