jueves, 23 de marzo de 2017

EL CARDENAL CISNEROS





De rebus gestis a Francisco Ximenio, Cisnerio, 
Archiepíscopo Toletano, libri octo. Aluaro Gomecio Toletano.
1569. Primera biografía oficial del cardenal Cisneros.

       

          Este año conmemoramos el V centenario de la muerte del cardenal Cisneros. Puede considerarse el artífice de la Universidad de Alcalá de Henares y el impulsor de la imprenta al atraer a los grandes impresores para proveer de publicaciones a la ciudad del Saber con su gran obra: la Biblia Políglota Complutense. El biógrafo oficial puede ser considerado José García Oro aunque la aportación reciente de mayor calado sería la de Joseph Pérez al analizar su labor como estadista y eclesiástico en Cisneros, el cardenal de España (Taurus, 2014).




                                        
          Gonzalo Jiménez de Cisneros nace en Torrelaguna (Madrid), en 1436. Descendiente de hidalgo procedente de la villa de Cisneros (Palencia). Inició estudios eclesiásticos en Roa (Burgos) junto a su tío clérigo, para trasladarse a Alcalá de Henares, Salamanca, donde estudia Teología y Derecho, y Roma, administración eclesiástica, regresando a España tras fallecer su padre.
       El 22 de enero de 1471 es nombrado arcipreste de Uceda por el Papa Paulo II. Se enfrenta al arzobispo de Toledo, don Alonso Carrillo, que pretendía el puesto para un familiar. Jiménez reclamó el arciprestazgo y fue encarcelado en Uceda y Santorcaz. Después de seis años de confinamiento es liberado, en 1480, y trasferido por el cardenal Mendoza a la diócesis de Sigüenza.


       
   En 1484 decide hacerse franciscano, probablemente en el convento de San Juan de los Reyes (Toledo) y cambia su nombre por Francisco, residiendo en los conventos de El Castañar y La Salceda (Guadalajara).



            En 1492 quedó vacante el puesto de confesor de la 
reina y el cardenal Mendoza recomendó para este cargo a fray Francisco, quien comenzó así a intervenir en la vida política como consejero de Isabel la Católica.

     Al fallecer Isabel la Católica se plantea una crisis sucesoria. S
egún el testamento real, su hija Juana heredaba la corona de Castilla salvo en el caso de trastornos mentales cedería sus derechos a su padre, Fernando el Católico. Esta situación provoca una enorme tensión ya que el país se dividía en dos bandos: los partidarios del aragonés Fernando y los del esposo de Juana, Felipe el Hermoso. La concordia de Salamanca (24 de septiembre de 1505), reconocía a Felipe como rey consorte. La temprana muerte en 1506 obliga a constituir una regencia encabezada por Cisneros. El cardenal pide el retorno a Fernando el Católico desde Nápoles. Fernando le recompensa con la dignidad cardenalicia y la dirección de la Inquisición, en 1507.







          Cisneros participa en las campañas de África del Norte, dirección otorgada por el Rey, interviniendo personalmente en la conquista de Orán (1509), que pasó a ser colegiata de la diócesis toledana.



          Cisneros y el Rey presienten su fin y piensan en remates y epílogos. Se expresan estas prematuras despedidas en dos documentos transcendentes: el testamento del Cardenal, suscrito en Alcalá el 4 de abril de 1512, y el testamento del Rey Fernando, otorgado el 2 de mayo del mismo año. En ambos textos se expresa una definición de la Monarquía y de sus aspiraciones. En el de Cisneros hay un tema predilecto: Alcalá y su Universidad.



            El rey Fernando acudió a ver la obra del Cardenal y no pudo menos que mofarse ante una fachada tan modesta:


  "Y esta es la obra de la que tanto hablas"


    La fachada que conocemos en piedra se lució con posterioridad. Por ello, en el primer patio de Santo Tomás de Villanueva podemos leer:

 "Otros harán en piedra lo que he hecho en barro".




           En 1516 fallece Fernando II de Aragón y V de Castilla. En sus últimos días, sus consejeros consiguieron evitar que nombrara como sucesor, en detrimento de Carlos, a su nieto don Fernando por el que sentía un gran cariño y que, además, había nacido en Castilla (en Alcalá en 1503). Dejó como regente de Aragón y Nápoles a su hijo natural, Alonso, 
arzobispo de Zaragoza y al cardenal Cisneros como regente de Castilla, en espera de la llegada de su sucesor, Carlos I, desde Flandes. Por expreso deseo suyo, sus restos fueron trasladados junto a los de su esposa, que reposaban en la Capilla Real de la Catedral de Granada.



            En estos momentos, Cisneros se tendrá que enfrentar a la sublevación de las ciudades castellanas (Comunidades de Castilla) por una parte, y por otra a los intentos de los colaboradores flamencos de Carlos I por intervenir en la política castellana. Para evitar conflictos decide organizar una milicia urbana que recibe el nombre de Gente de Ordenanza.
     En esta época se ocupa también del ejército; fomentó la artillería y no descuidó la marina ni la construcción naval. Gozó de un gran talento e intuición para moverse en las relaciones internacionales mantenidas con Inglaterra, Francia y Portugal, consiguiendo frenar el intento navarro-francés de establecer en el trono a Juan de Albret. Sin embargo no tuvo el mismo éxito con los continuos ataques de Horuc Barbarroja contra las posesiones españolas del Norte de África.

          La organización de los nuevos territorios americanos fue otra de las preocupaciones del regente. A partir de 1500 había promovido diversas expediciones de misioneros, especialmente franciscanos, para la evangelización del Nuevo Mundo. Colón se había demostrado inepto para gobernar el territorio recientemente adquirido, al tratar como esclavos a los indios conquistados, y su método de acción mereció la más severa condena de parte de Cisneros, quien tomó fuertes medidas para reprimirla. Elaboró un código de instrucciones para el bienestar de los nativos y utilizó todos sus esfuerzos para protegerlos de la opresión y convertirlos a la fe cristiana. En 1516 recibe al dominico Fray Bartolomé de Las Casas y le nombra procurador y Protector General de los indios.
                     

            Tenía ochenta y un años cuando murió el 8 de noviembre de 1517 en Roa (Burgos), durante su viaje al encuentro del nuevo monarca Carlos I. Fue enterrado en la Universidad de Alcalá de Henares.





 En el epitafio de su sepulcro reza así:

Yo, Francisco, que hice edificar a las Musas un Colegio Mayor,
Yazco ahora en este exiguo sarcófago.
Uní la púrpura al sayal, el casco al sombrero,
Fraile, Caudillo, Ministro, Cardenal,
Junté sin merecerlo la corona a la cogulla
Cuando España me obedeció como a Rey.


Si quieres ver la obra de Cisneros te recomendamos pinches en nuestros post:

LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE CISNEROS





        Recomendamos el documental dirigido por nuestro compañero y amigo Raúl Pacheco

Archivo Secreto Vaticano.
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Estuvo a punto de ser beatificado pero: porqué no.
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Este documental revela lo que pudo ocurrir...








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